Francisco de Borja Cavero y Alvarez de Toledo nació en Pau (Francia) el 12 de enero de 1.840, séptimo de los ocho hijos de don Joaquín Florencio Cavero y Tarazona, Conde de Sobradiel y Barón de Letosa, y de doña María Teresa Alvarez de Toledo y Palafox.
Fue alumno del Colegio de Nobles de Vergara y posteriormente ingresó, junto a su hermano menor, José, en la Academia de Artillería y después a la de Caballería, de la que salió de Alférez en 1.858 y fue destinado al Regimiento del Príncipe, de guarnición en Alcalá de Henares.
Su traslado a Palma de Mallorca como ayudante del Capitán General Jaime Ortega y Olleta, noble aragonés de Tauste, marcaría para siempre su destino dentro de su carrera militar. El citado general se hallaba embarcado en una romántica conspiración al servicio de la causa carlista para restaurar el trono a favor de don Carlos VI y poner fin al caos de la monarquía liberal de Isabel II.
Francisco Cavero
Francisco Cavero se involucra en esta empresa conspiratoria en la que estaban implicados altos cargos militares, políticos de renombre, gran parte de la nobleza e incluso, el propio marido de Isabel II, pero llegado el momento decisivo, salvo los carlistas de siempre, todos se echaron atrás y dejaron al general Ortega sólo en su desembarco en San Carlos de la Rápita. El general fue la única víctima del fracasado levantamiento siendo condenado a muerte por un tribunal militar. Momentos antes de la ejecución llegó el indulto, tanto para el general como el resto de implicados, perdón propiciado por la intercesión de la emperatriz Eugenia, prima de Cavero; pero, en el caso del general Ortega, se hizo caso omiso del indulto y este fue ajusticiado.
El perdón para Francisco Cavero llevaba consigo el abandono del Ejército y el retorno a la vida particular, vuelve a Sobradiel donde afianzará sus convicciones carlistas que le acompañarían hasta su muerte. En 1.872, al estallar la 3ª Guerra Carlista, se pone de nuevo en campaña enarbolando la bandera de Carlos VII, a las órdenes del brigadier carlista Pascual Aznar “el cojo de Cariñena”, destacando en todas acciones militares e iniciando una rápida carrera de ascensos por méritos de guerra. En Santa Cruz de Nogueras se batió con heroísmo, recibiendo cinco heridas de bala y, por ello, le fueron concedidas tres cruces laureadas de San Fernando.
Don Carlos VII
Don Carlos VII le nombra, en 1.874, Conde de Santa Cruz de Nogueras; en 1.875, Marqués de Lacar y en 1.876, Conde de Carrasquedo, además de otorgarle la dignidad de Grande de España. Estos títulos carlistas fueron reconocidos como títulos nobiliarios del Reino en 1.953.
Fiel a sus ideas en la guerra, también lo fue en tiempos de paz, fue Jefe regional carlista de Aragón y fundó el periódico El Intransigente, un diario católico tradicionalista de Zaragoza (1.884-1.887).
En 1.888 compra a la familia Altarriba, también de vieja tradición carlista, la finca denominada el Lugarico de Cerdán, de 487 cahíces de extensión y desde entonces se dedica de forma intensa a la mecanización de las labores del campo y experimentación de cultivos. Modernizó de forma notable la explotación de la finca dotándola de los últimos avances en maquinaria agrícola.
Asciende, en 1.890, al grado de teniente general en el escalafón carlista y participa, en 1.899, en una nueva conspiración fallida; se dice que en 1.901 contuvo al populacho que pretendía asaltar e incendiar el Pilar de Zaragoza.
Enfermo de angina de pecho, falleció el 30 de marzo de 1.905 en su finca de Garrapinillos; en las necrológicas que se publicaron en los días posteriores a su muerte, fue elogiado tanto por sus correligionarios como por sus rivales políticos, poniendo de manifiesto la total entrega a sus ideas y el heroismo en las acciones de guerra en las que fue participe.