Leonardo Olivera Buera (Beato)

Hijo de José Olivera y de Pabla Buera, nació el 6 de marzo de 1889 en Campo (Huesca), pueblo perteneciente a la diócesis de Barbastro. Fue bautizado con el nombre de Leonardo Tomás Joaquín y después de 8 años de residencia en Campo, donde su padre ejercía de practicante, la familia se traslada a la cercana localidad de Castejón de Sos en cuya parroquia desempeñó las labores de monaguillo. Debido al prematuro fallecimiento de su padre, pasa largas temporadas con un tío sacerdote que le ayuda a desarrollar las virtudes cristianas, iniciando sus estudios como seminarista en Barbastro para continuar en Zaragoza, donde desempeña labores de sacristán de las religiosas de Jerusalén, comunidad cercana al Pilar. Esto le proporcionó un techo y una modesta remuneración, que con la ayuda de las lecciones particulares que daba a estudiantes que se lo demandaban, pudo sufragarse los estudios como externo en el seminario de San Carlos de Zaragoza hasta llegar a su ordenación como sacerdote el 7 de junio de 1916.

Durante su tiempo de estudiante publicó numerosos artículos en periódicos de ideología conservadora y católica (La Hormiga de Oro, El Norte, El Pueblo Manchego, El Tradicionalista y El Debate), e incluso llegó a ser director del periódico carlista La Lucha, que se publicaba en Zaragoza.

LeonardoOliveraFue destinado como párroco a Movera, donde ejerció su magisterio durante doce años. Tuvo dificultades en el ejercicio de su magisterio, pues al ser una población muy dispersa y, además, las labores agrícolas y ganaderas de sus parroquianos, impedían la asistencia de forma regular a los actos religiosos.

Con su carácter serio y cumplidor, superó estos impedimentos y consiguió que los niños, empleados prematuramente en los trabajos del campo, pudieran acudir a las catequesis. Hizo todo lo que pudo por cambiar la situación con un trato personal y agradable, que después los campesinos recordarían con agradecimiento.

Durante su estancia en el barrio promovió una serie de mejoras sociales, entre las cuales destaca la construcción de un cementerio que todavía hoy se sigue utilizando. Esta labor no estuvo exenta de dificultades y junto con una serie de entusiastas vecinos se pudo llevar a cabo (ver Junta de Obras ).

El 10 de Septiembre de 1.921 don Leonardo solicita a la Diputación Provincial de Zaragoza, dueña de la extensa finca de la Torre del Gállego, la cesión del terreno necesario para la ubicación de un cementerio. Días después se le notificaba la negativa a dicha cesión.

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Tres años después se retomaría el proyecto del nuevo cementerio y el propietario de la Torre del Castillo, Timoteo Marcellán, cede el terreno necesario para tal objeto en un lugar apropiado para el mismo. Dos años más tarde y después de no pocas dificultades se finalizaron las obras del nuevo camposanto.

Posteriormente, en 1928 acepta el traslado a Barcelona para ejercer como director espiritual y capellán en el colegio de la Bosanova, de los Hermanos del colegio de La Salle, del Instituto de las Escuelas Cristianas. Durante su estancia en el colegio escribió numerosos artículos en la revista del colegio.

Estalla la Guerra Civil y en sus primeros días, el colegio es asaltado por milicianos armados y don Leonardo resulta herido de bala en el brazo izquierdo. Según testimonio de los sacerdotes que presenciaron los hechos, constatan que una vez extraída la bala, don Leonardo la besó y dijo: “Que Dios les perdone. No saben lo que hacen… Es mi instrumento de sufrimiento”.

Durante su estancia en la clínica particular del doctor Rabaza donde se restablecía de la herida fue detenido y llevado a declarar ante los milicianos, durante el duro interrogatorio en ningún momento negó su condición de sacerdote. Le dejaron marchar al argumentar que debía ser sometido a una nueva e inaplazable intervención quirúrgica y fue convencido por sus compañeros salesianos para que se desprendiera de la sotana, le proporcionaron un traje civil y huyó junto a ellos a Valencia, donde vivía su hermana Aurelia.

Dos meses después de permanencia en Valencia, dos de sus compañeros, los hermanos Honorato Andrés y Florencio Martín son interceptados por los milicianos en la calle y al ser identificados como hermanos de las Escuelas Cristianas son detenidos de inmediato y posteriormente se produce el arresto del hermano Ambrosio y de Leonardo. Los tres Hermanos fueron asesinados esa misma noche en un basurero de la calle Sagunto de Valencia.

A don Leonardo le llevaron por separado y al día siguiente su cadáver fue encontrado a unos 8 km de Valencia, en un paraje llamado El Pinedo, en el camino que lleva a El Saler. Fue localizado e identificado por un médico que, con anterioridad, había tratado al sacerdote.

Iniciada la causa de beatificación martirial después de la guerra, el proceso de beatificación siguió su curso lento, uniendo su figura sacerdotal con el grupo de Hermanos que fueron asesinados en Valencia. El proceso culminó el 20 de diciembre de 1999 en la sala del consistorio y en presencia del Santo Padre, de los miembros de la Congregación para las Causas de los Santos y de los postuladores, cuando se promulgó el decreto que autorizaba a la beatificación. El Papa Juan Pablo II los beatificó el 11 de marzo de 2001 junto con sus tres Hermanos de huida a Valencia y otros dos que murieron en lugares cercanos por los mismos días.

El Martirologio Romano cita el 23 de octubre como día de su martirio, pero los Hermanos de las Escuelas Cristianas lo celebran el 22 de septiembre.

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Fuentes:

http://www.forumlibertas.com/frontend/forumlibertas/noticia.php?id_noticia=31433&id_seccion=79 
http://es.catholic.net/op/articulos/35568/cat/214/leonardo-olivera-buera-beato.html 
http://www.archizaragoza.org/actualidad/martires-de-la-archidiocesis-de-zaragoza-en-el-siglo-xx-i